Autor
Otros colaboradores
Editorial
Un lagarto es víctima de un lápiz distraído que se aferra en escribir su relato en prosa. El lagarto sufre porque casi le borra un dedo y lo ahoga en un charco; aunque después se compadece y le dibuja una toalla y tenis nuevos. Al final el lápiz permite que el lagarto termine el relato como él quiera.